Un nuevo informe gubernamental vuelve a mostrar lo positivo para los Estados regular la cannabis. No sólo porque significa una reducción presupuestaria policial para ejercer su prohibición, también porque regulariza el cobro de impuestos por cada gramo que se venda. Según este informe, realizado por la oficina presupuestaria del parlamento australiano, las proyecciones sobre los posibles ingresos fiscales si la legalización del consumo de cannabis por adultos se hace realidad en el país es inmenso: En 10 años el Estado australiano recibiría 28 mil millones de dólares australianos, algo así como 15 billones de pesos chilenos. Unos $1.500 millones de la moneda chilena cada año
En la actualidad, el consumo para adultos es ilegal en la mayor parte de Australia, con la notable excepción del Territorio de la Capital Australiana, donde existen algunas protecciones legales para los consumidores. El comercio de cannabis, incluido el medicinal, es muy restrictivo en Australia. La mayor parte de la actividad de la industria del cannabis medicinal del país gira actualmente en torno a los productos farmacéuticos y la investigación.
La primera opción aboga por la creación de la Agencia Nacional del Cannabis (CANA), que actuaría como único mayorista entre cultivadores y minoristas, fijaría los precios del cannabis al por mayor y expediría licencias a los posibles propietarios de empresas de cannabis. Lo ideal sería que la agencia se financiara íntegramente con las licencias de producción y venta al por menor.
Esta opción legalizaría el cannabis para cualquier persona mayor de 18 años, sin restricciones sobre la cantidad que una persona puede comprar. También se impondrían sanciones por la venta a menores de edad, como ocurre con el alcohol. El cannabis estaría disponible para los “visitantes extranjeros” y los residentes podrían cultivar hasta seis plantas. Por último, las ventas recreativas estarían “sujetas al Impuesto sobre Bienes y Servicios (GST), así como a un impuesto especial del 25% sobre las ventas que incluyan el GST”.
La segunda opción contiene todas las disposiciones de la primera, salvo la recomendación final, que aumentaría el impuesto especial al 15% en lugar del 25%.
A medida que la industria mundial del cannabis siga evolucionando y el panorama cambie, el potencial de beneficios para las empresas y los gobiernos cambiará con ella. Esto es cierto tanto en Australia como en el resto del mundo.
No está claro en este momento cuáles son las posibilidades de que cualquiera de las opciones enumeradas en el informe del gobierno se convierta realmente en ley, pero es alentador ver que se están considerando múltiples opciones, y que la información proviene de una entidad gubernamental.
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