¡Hey! ¿Sabías que Japón ha hecho cambios significativos en su política de cannabis últimamente? A fines del año pasado, dieron un giro bastante grande. Por un lado, pusieron en la lista negra seis cannabinoides semisintéticos, pero al mismo tiempo, abrieron las puertas a la importación de medicamentos derivados de la planta. Sí, has leído bien: parece que están dando pasos hacia adelante… y hacia atrás al mismo tiempo.
Vamos a desglosarlo: mientras Japón parece estar abrazando el uso médico del cannabis, con la aprobación de Epidiolex (un medicamento a base de CBD para tratar ciertos tipos de epilepsias difíciles de manejar), también están siendo mucho más duros con los usuarios recreativos. De hecho, los arrestos de jóvenes menores de 20 años por consumo de cannabis han aumentado un alarmante 34% en 2023, alcanzando un total de 1,222 detenidos. ¿La razón? Según la policía, hay una falta de consciencia sobre los efectos nocivos y una percepción de que el cannabis es más fácil de conseguir.
Este número récord en arrestos muestra una cara bastante severa de las leyes sobre drogas en Japón. En respuesta a esta situación, las autoridades están planeando lanzar campañas de educación sobre el cannabis en las escuelas secundarias, intentando así aumentar la conciencia sobre sus efectos y reducir el consumo entre los adolescentes.
Lo interesante aquí es ver cómo Japón maneja la dicotomía entre el cannabis medicinal y el recreativo. Mientras facilitan el acceso a tratamientos médicos a base de cannabis, están apretando el cerco alrededor del uso recreativo. Es una situación que refleja un cambio en la percepción global del cannabis, aunque en Japón parece que van a paso firme pero cauteloso, asegurándose de que el camino legal hacia los derivados de la planta sea exclusivamente a través de productos farmacéuticos.
Esta dualidad en la política de cannabis puede parecer confusa, pero también es un reflejo de la cautela con la que muchas sociedades están tratando de equilibrar los beneficios médicos del cannabis y los problemas percibidos con su uso recreativo.
¿Qué opinas sobre esto? ¿Crees que es el camino correcto o que Japón debería reconsiderar su enfoque? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios!
