Ayer domingo, en el corazón de Santiago de Chile, se llevó a cabo una marcha significativa que congregó a miles de personas. El objetivo era claro y firme: promover la regulación del cannabis en el país. La capital chilena se vistió de verde en un ambiente lleno de energía y convicción, donde carteles vibrantes, cánticos apasionados y la presencia simbólica de la hierba se hicieron notar por toda la ciudad.
Desde temprano, jóvenes adultos llenaron las calles con una mezcla de alegría y seriedad, reflejando la importancia del evento. Cada paso y cada grito eran un llamado a la reflexión y al cambio, buscando transformar una realidad que muchos consideran obsoleta. La presencia de hierba, no solo como sustancia sino como símbolo, marcaba un punto de unión entre los participantes, destacando el carácter pacífico y festivo de la jornada.
Un aspecto notable de la marcha fue la participación activa de asociaciones de pacientes medicinales. Estos grupos, compuestos por personas que utilizan la cannabis para aliviar síntomas de enfermedades graves, compartieron sus historias y experiencias, poniendo rostros humanos a la causa. Sus testimonios resaltaron cómo la regulación no solo es una cuestión de libertad personal, sino también de compasión y justicia médica.

El trasfondo de esta marcha radica en una necesidad urgente de legalización real. Aunque en Chile ya es legal cultivar cannabis para uso personal y adquirirla en dispensarios con receta médica, la realidad es que las fuerzas de orden y fiscales aún persiguen a quienes utilizan estas vías legales. Esta situación crea un ambiente de incertidumbre y temor que contradice el espíritu de las leyes existentes y demuestra la necesidad de un marco regulatorio más claro y justo.
La marcha en Santiago no solo buscaba influir en la opinión pública y en los legisladores; era también un espacio de solidaridad y apoyo mutuo entre aquellos que se ven afectados directamente por las políticas actuales y aquellos que creen en la necesidad de un cambio. Con cada paso, los manifestantes dejaron en claro que la regulación del cannabis es una prioridad que trasciende lo recreativo, abarcando aspectos médicos, económicos y sociales fundamentales para el bienestar de la sociedad chilena.
Este evento es un reflejo del creciente movimiento global hacia la aceptación y regulación del cannabis, un movimiento que pide no solo reconocimiento sino también respeto hacia las decisiones personales y la ciencia médica. Los participantes de la marcha, con su entusiasmo y compromiso, demostraron que la lucha por la regulación del cannabis en Chile es más fuerte que nunca y que continuarán abogando por un futuro donde el uso responsable y regulado de la cannabis sea una realidad accesible para todos.