Cada vez son más los países que han decidido regular el uso medicinal y recreativo del cannabis. Muchos de ellos viéndolo como una solución al crimen, sin embargo, la falta información sobre el impacto del consumo habitual de esta sustancia en la salud pública hace dudar en el avance más general de este tipo de políticas. Pero esos países que han tomado ese riesgo, han permitido ver con mayor detalle los efectos de la cannabis en las personas, como en este estudio que -por primera vez- evalúa a los consumidores habituales de cannabis en España mediante indicadores de salud y sociales, comparando estos datos con los de la población general.
Muchos estudios han evaluado tanto los riesgos como las posibilidades terapéuticas del consumo de cannabis, pero este enfoque presenta algunas limitaciones. Aunque valiosos desde el punto de vista farmacológico, los ensayos clínicos están limitados en cuanto a su validez externa, como ocurre en otras áreas de investigación. Por lo tanto, es difícil extrapolar los resultados de laboratorio al mundo real.
Y los resultados rompen casi todos los clichés que tienen los fumetas como tú y yo. Los investigadores de ICEERS y de la Universidad Autónoma de Madrid reclutaron una muestra total de 419 individuos. De ese total, el porcentaje de sujetos que completaron estudios postobligatorios (41,1%) o universitarios (24,3%) en nuestra muestra fue similar al de los que completaron estudios superiores en la población general (⁓30%). Sobre la situación laboral, el 77% de la población general catalana de entre 25 y 34 años (el grupo de edad más abundante dentro de nuestra muestra) está empleada, muy similar al porcentaje de sujetos empleados en nuestra muestra (72,2%).
Los consumidores de cannabis mostraron mejores puntuaciones en los indicadores de percepción positiva de la salud, IMC, problemas de colesterol/presión arterial, presencia de enfermedades crónicas y limitaciones físicas en las actividades cotidianas. Los indicadores del estilo de vida fueron similares en cuanto a la actividad física (caminar a diario durante al menos 10 minutos y el tiempo que permanecían sentados diariamente). En cuanto a la alimentación, los consumidores de cannabis declararon comer ligeramente más verduras, mientras que la población general come ligeramente más frutas. En cuanto al consumo de alcohol, los consumidores de cannabis declararon consumir una media semanal de 0,7 unidades de cerveza/vino al día, mientras que la población general consume 1,4 unidades diarias de cerveza.
En cuanto al estado de ánimo y psicológico, medida con el cuestionario PHQ-8, el 92,9% de los consumidores de cannabis no presentaba depresión, mientras que en la población general este grupo constituía el 79,5% de los sujetos. La puntuación obtenida en bienestar psicológico por los consumidores de cannabis fue de 25,8, mientras que en la población general, la puntuación fue de 29,7.
Hubo una diferencia notable en cuanto al principal medio de transporte utilizado, ya que los consumidores de cannabis prefieren la bicicleta, mientras que la población general prefiere su propio vehículo (coche o moto). Por último, hubo más problemas de sueño entre los consumidores de cannabis que en la población general.
En resumen, dice el estudio, “estos resultados sugieren que el consumo prolongado de cannabis podría no desempeñar un papel central en términos de salud pública, mientras que otras conductas sanitarias y variables complejas están más relacionadas con la salud. Sugerimos la inclusión de ítems relacionados con el cannabis en las encuestas nacionales de salud, ya que proporcionarían datos valiosos para apoyar el avance de los debates públicos sobre su regulación”.
La realidad española
Si bien en España no es 100% legal o regulado, se puede conseguir cannabis potente a través de clubes sociales que son permitidos bajo la legislación vigente. Se trata del tercer país europeo, tras Portugal y Luxemburgo, en tasa de prevalencia de consumo casi diario de cannabis, con un 3,7% de la población. Además, según la Encuesta sobre el Alcohol y otras Drogas en España para 2019-2020, Cataluña es la tercera comunidad autónoma (tras Baleares y Murcia) en prevalencia de consumidores habituales de cannabis, con un 10,9% de la población que ha consumido cannabis en los últimos 30 días.
La edad media era de 33,2 años, 156 hombres de entre 15 y 34 años, 118 hombres de entre 35 y 64 años, 87 mujeres de entre 15 y 34 años y 58 mujeres de entre 35 y 64 años. La mayoría de los participantes trabajaban en puestos de servicios (124; 29,8%), seguidos de empleos comerciales (85; 20,4%) y administrativos (59; 14,2%). En cuanto al nivel educativo, la mayoría de la muestra había completado estudios postobligatorios (171; 41,1%) o universitarios (101; 24,3%). En cuanto a la situación laboral, 313 sujetos (72,2%) trabajaban, mientras que 36 sujetos (8,7%) estudiaban y 25 (6%) no trabajaban. El consumo de drogas de la muestra, aparte del cannabis, consistió en experiencias con 3,4-metilendioximetanfetamina (MDMA) (60,3%), cocaína (56,7%), dietilamida del ácido lisérgico, setas de psilocibina u otros psicodélicos (51,4%), anfetamina (40,2%) y ketamina (22,5%).
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