Luis Quintanilla, fundador del Dispensario Nacional: “El único que aplaude con esto es el narco, que aplaude cagado de la risa en su casa”

El viernes pasado fuimos testigos del despliegue, casi cinematográfico, que concretó Carabineros en el Dispensario Nacional. Un allanamiento que dejó a 376 usuarios sin medicación y a una asociación desmantelada. La María Juana conversó con Luis Quintanilla, creador de la organización y activista cannábico.

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La primera vez que el Dispensario Nacional fue allanado por la policía se vivía en otro Chile. Corría el año 2018 y el club ya tenía tres años de funcionamiento. Y como en la vida misma, no hay primera sin segunda y -tristemente- el pasado viernes volvieron a sufrir con los organismos de persecusión penal. Aunque son optimistas, en gran parte por el carácter asambleísta de la organización y el aporte de sus socios que les permite funcionar, saben que no es sostenible sobrevivir a continuas redadas. La María Juana conversó con Luis Quintanilla, creador de la organización y activista cannábico. “A mí me sorprende el actuar de todo esto porque se hizo daño sin investigar. ¿Para qué llevar al Gope con metralletas, para qué llamar a la prensa?”, sentencia.

¿Cómo se explica el allanamiento de la semana pasada?

La normativa vigente tiene un vacío legal y ese vacío legal te permite asociarte, consumir, pero el cultivar es un delito. Lo que hacen las asociaciones de cultivo, en base a la sociedad civil organizada, es un grupo de usuarios haciendo uso de su derecho de lo que dice la Ley 20.000: que están cultivando para su uso personal, exclusivo y próximo en el tiempo y también para un tratamiento médico; en este caso justificado con la receta médica. Pero, en el caso de Dispensario Nacional y otras asociaciones va enfocada en esas personas que no pueden cultivar: personas con cáncer, terminales, con alguna enfermedad postrante o papás de niños que tienen que trabajar.

¿Ustedes saben quién hizo la denuncia, qué relación tienen con los vecinos?

Cuando llegamos a esa casa conversamos con los vecinos lo que hacemos y lo que somos. Sospechamos que el vecino que mandó la carta, porque es anónima, es un vecino nuevo que llegó a la calle, porque es el único que no conocemos. Es más, el año pasado cuando se metieron a robar, la Municipalidad de Providencia se querelló a nuestro favor y los vecinos nos prestaron las cámaras porque a nosotros nos cortaron la luz y perdimos todas las cámaras. A mí me sorprende el actuar de todo esto, porque se hizo daño sin siquiera investigar, porque si tú vas a preguntarle a cualquier vecino, te van a decir quiénes somos. ¿Para qué llevar al Gope con metralletas, para qué llamar a la prensa?

Pensando en los usuarios, ¿cuántas personas quedaron sin tratamiento y cómo van a cubrir eso?

La cifra exacta son 376 personas y ahora haremos un llamado de emergencia a asamblea, a todos los socios y explicar que ahora nos vamos a demorar 60 días en tener tratamientos de nuevo.

¿Hay un stock para esos 60 días?

Para los que necesitan aceite, sí. O sea, los que son prioritarios nos vamos a encargar de que no se queden sin su tratamiento, hasta el caso de derivarlos a otras asociaciones. Pero en el caso de las flores, para hacer tratamientos futuros, está difícil, mínimo dos meses, incluso más por el período de floración y aparte de eso hay que armar un lugar y acondicionarlo, entonces es más complicado. Realmente, nosotros estamos buscando una forma de financiar la corporación por medio de donaciones externas, porque se ha visto mucho apoyo últimamente y tratar de darle cabida a los casos prioritarios: pediátricos, epilepsias refractarias, cáncer terminal, etc.

¿Harán una convocatoria de ayuda?

Estamos preparando una campaña que creo que se va a lanzar máximo el viernes, que es para hacerte socio honorífico y aportar sin la necesidad de dispensarte. Sacamos el filtro de la receta médica y así podemos acceder a un espectro más amplio de personas que quieren ayudar, un aporte voluntario. Es para mantener el barco andando, porque son muchas personas las que hay detrás y todo el equipo de trabajo sigue en pie, pero la infraestructura hay que armarla toda desde cero y va a tomar mucho tiempo.

¿Qué allanaron además de las plantas?

Se llevaron las luces también. Era la mayor inversión, teníamos hartos paneles led, yo creo que unos 20 millones de pesos en los paneles y por lo menos 11 en ventilación y extracción. Nosotros cambiamos tecnología hace un año y medio, había funcionado todo súper bien y ahora se llevaron todo. Antes del allanamiento estábamos abriendo un cupo diario, pero hoy se pausó todo esto, hay una lista de espera. Podríamos ser 500, 600, pero no podemos avanzar porque nos pasan este tipo de cosas, este no es el primer allanamiento, es el segundo. Nos pasó el año 2018 cuando éramos  50 socios y no quedó en nada: no hay víctimas, no hay una condena, una aclaración… Ha pasado mucho tiempo y lo único que se han gastado son recursos. En ese momento se vulneró el derecho de esas 50 personas y todos se tuvieron que poner porque si estos socios iniciales no se hubieran puesto con una cuota extraordinaria no estaríamos aquí ahora en este segundo allanamiento. Acá todo se financia a través de los asociados y eso igual es rico, gratificante, dan las ganas de seguir avanzando y seguir con el proyecto.

Luis Hermosilla, miembro y fundador del Dispensario Nacional en Chile.

Pensando en el allanamiento y en la Comisión de Salud del Senado, con la Ley Rodrigo Barraza, ¿qué hace falta para que en Chile haya una ley que al menos dé más garantes a usuarios de cannabis medicinal?, ¿hay alguna autocrítica respecto al activismo cannábico?

Es importante mencionar que falta unión. Lamentablemente, se decidió separar los dos caminos: lo recreativo de lo medicinal. Y yo siento que eso generó un quiebre bastante importante no solo en nuestra comunidad cannábica, si no que en todas las comunidades cannábicas que yo he conocido: España, California. Esto también ocurre porque hay una industria que te quiere cobrar más impuestos por una o por la otra. Siento que ahí está el error y que nosotros como usuarios debemos darnos cuenta que el uso adulto también es medicinal, lo que pasa que nosotros tenemos mal interpuesta la palabra “medicinal”; pensamos que es solo para gente que está enferma y sentirse bien no es no estar enfermo, es el día a día: dormir bien, comer bien, sociabilizar, reírse… Y todas esas cosas las entrega este cannabis recreativo. Eso es lo que falta, esa unión. Y dejar los egos de lado, que tus flores son mejores que las mías, que este gana tanta plata…

¿Eso pasa mucho entre las asociaciones?

No dentro de las asociaciones o dispensarios, pero sí pasa en el mundo cannábico en general. Y yo creo que dentro de todos los mundos, gremios, mini gremios, pasa esto, es naturaleza humana. Pero lo que más falta es empoderamiento de las personas, dejar ese estigma de lado: que el usuario del cannabis es bueno para nada, que no produce, que está todo el día echado.

Pero hay una despenalización social de la marihuana, en la que la caricatura del “volado” que no hace nada o que delinque está obsoleta.

Esa es una caricatura obsoleta, de los hippies. Hoy sabemos que los usuarios somos todos: somos tú, yo, abogados, médicos; hay niños que lo necesitan por una razón, adultos mayores que la necesitan por otra, pero somos todas las personas. Esta causa sirvió para moverle el piso a todo el mundo cannábico, porque nuestras asociación es una forma legítima de la sociedad civil para darle cabida a estas personas que no pueden cultivar.

¿Cómo lograr un movimiento cannábico más fuerte?

Lo primero es salir a votar. Para el plebiscito muchos votaron, pero después se apagó la cosa. A veces es puro Facebook y puras redes y falta un poco eso: levantarse el domingo cuando haya que ir a votar. Te puedo decir que son 4 millones de votos.

¿En qué radica la importancia de las asociaciones?

Es una buena política pública, nosotros siempre hemos estado a favor de compartirla con todos. No es un modelo de negocios que debe defenderse, al ser un modelo social es importante que se replique y que en todas las comunes existan dispensarios y asociaciones de cultivo colectivo, por qué no ocupar esto que hace tanto bien para generar bien y no castigar, estigmatizar. El único que aplaude con esto es el narco, que aplaude cagado de la risa en su casa. Muchas gente se pregunta: ¿por qué no entran con un operativo así a mi población? No solo una persona, muchas lo decían en el mismo live. Es la misma pregunta que me hago yo.

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