El CBD, molécula del cannabis sin efecto psicotrópico, es utilizado por su impacto en la reducción del dolor, el estrés, la ansiedad y por sus virtudes antinflamatorias. Estudios científicos y encuestas de usuarios han mostrado sus beneficios en tratamientos paliativos y más. Sin embargo, en algunos lugares del mundo ni siquiera eso ha sido entendido por las autoridades que perpetúan el camino prohibicionista.
Para las autoridades de Hong Kong, estos efectos no están basados en “pruebas científicas sólidas” y justifican su prohibición alegando que los productos a base de CBD pueden ser transformados en tetrahidrocannabinol (THC, molécula psicoactiva de la planta de cannabis), lo que te provoca la voladera y que ya no está autorizada en el territorio.
De esta forma, el CBD se une a la lista de más de 200 sustancias “peligrosas” prohibidas en Hong Kong, junto a drogas duras como el fentanol, heroína y cocaína.
A partir de ahora su importación, exportación y producción pueden acarrear penas de hasta cadena perpetua y multas que pueden alcanzar los cinco millones de dólares hongkoneses (640.000 dólares). Poseer o consumir CBD puede conllevar una pena de hasta siete años de cárcel y una multa de un millón de dólares hongkoneses (127.000 dólares).
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