¿Por qué volarte te da bajón? La necesidad de los munchies

Después de fumarte un porrito siempre te ataca un hambre mortal. El sistema endocannabinoide y la dopamina tienen que ver en este proceso, que buscan reconfortarte con la hermosa sensación de comer.

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La hierba puede provocar antojos feroces y aumentar el goce de la comida. Pero, ¿por qué? Se cree que las observaciones sobre la intersección entre la hierba y la comida se registraron por primera vez hace cientos de años: Rajanirghanta, un antiguo texto hindú que data del año 300 de la era cristiana, menciona las características de la hierba que estimulan el apetito.

Una de las razones por las que la hierba provoca la sensación de hambre es porque el THC puede elevar los niveles de dopamina. La dopamina es un neurotransmisor del cuerpo que nos hace sentir bien y que se libera cuando realizamos conductas placenteras, como comer alimentos sabrosos. Gracias a la influencia de la dopamina, experimentamos una sensación especialmente potente de recompensa interna cuando comemos algo salado, dulce o súper saciante. La influencia del THC en el sistema de la dopamina significa que la comida sabe y huele más apetecible cuando estamos colocados.

Nuestro sistema endocannabinoide también influye en el hipotálamo, una parte del cerebro que desempeña un papel importante en el apetito, el metabolismo y la alimentación por placer. Cuando el THC interactúa con los receptores endocannabinoides del hipotálamo, nuestro apetito puede volverse voraz.

Además, la capacidad del THC de estimular estos receptores puede aumentar la experiencia de la comida, haciéndola aún más placentera. Los consumidores de hierba con ganas de comer a menudo afirman que la comida sabe, huele y se siente especialmente bien después de consumir THC, mejorando la experiencia general de comer. Más allá del cerebro, el THC también promueve la liberación de grelina, una hormona segregada en el estómago que estimula el hambre. Esta combinación de procesos bioquímicos puede culminar en una experiencia hedonista, haciendo que incluso la humilde galleta salada tenga un sabor irresistible.

Foto de freestocks.org.

“Para mí, estar colocado es lo que más afecta a las sensaciones que produce comer”, dice Caleb Chen, fundador de The Highest Critic, una web que explora la intersección entre el cannabis y la comida. “Me tomaré más tiempo para disfrutar de más bocados, incluso de galletas saladas”.

No es por nada que las grandes marcas aprovechan esta circunstancia diseñando alimentos orientados al paladar de los fumetas: Hay muchos helados, galletas y toda la fritura del mundo. Incluso McDonald’s, que acaba de lanzar su primer Happy Meal para adultos, es un favorito.

¿Qué te recomendamos?

Siempre es bueno suplir esa comida basura por comida más natural. Frutas y conservas suelen ser el camino con su azúcar natural. Llenarse con café, té o agua es otro camino. En sí, la clave es tener a mano una serie de tentempiés saludables HECHOS, lo que significa que es menos probable que te dirijas a la tienda de la esquina para vaciar el pasillo de las patatas fritas.

Si quieres evitar los antojos por completo, hay algunas técnicas probadas que van de fumeta en fumeta. Por ejemplo, puedes intentar comer una comida nutritiva y satisfactoria antes de consumir cannabis. Un estómago lleno significa que es menos probable que te excedas con las golosinas o que seas víctima de los ataques de los bocadillos. No le creas a esos que dicen que te pega menos.

Cepillarse los dientes también puede ser un poderoso elemento disuasorio: unos dientes relucientes y un aliento fresco como la menta pueden hacer que no busques el tarro de las galletas.

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