Hasta hace poco tiempo, era de esas personas que no le importaba cómo moler la hierba que consumía. Filo, con unas tijeras o tip-top. Pero cuando pasé al consumo más maduro procesé lo importante que es este procedimiento para tu volada en general, especialmente -por así decirlo- en el ‘cuidado’ de tus ‘recursos naturales’.
Así fui explorando los distintos modelos de moledores que existen en el mercado legal de la parafernalia chilena. Pasé del clásico playero de madera con unos clavos, pasando por el de plástico de yo-yo, hasta que por años me mantuve con los de aluminio o metálicos; esos que te ofrecen tres compartimientos para ir optimizando tu hierba. Sin embargo, siempre era inevitable tirarlo a la basura por lo pegajoso que se pone con el tiempo. En tres años tuve dos moledores, pero siempre llegué al resultado de no poder abrir uno de sus compartimientos.
No me podía quedar con la espina pasada, porque siempre hay alguien que le ocurre las cosas antes que a ti y crean una solución. Y el señor Google nos mostró la cerámica como opción, pero con un precio de tres veces lo que cuesta un moledor metálico. En relación, si un moledor de plástico cuesta 3 mil pesos (3,7 USD) , un moledor metálico unos 10 mil pesos y uno de cerámica parte en los 35 mil pesos.
Su precio se puede valorar según el uso y tipo de consumo que cada uno tenga, pero tiene una versatilidad que termina siendo útil para todos. Si fumas esporádicamente, no te preocupes de que la hierba esté pegada tras tres meses de dejarla en tu cajón. Si lo haces diariamente, vas a poder racionalizar de manera perfecta tu mota con una pérdida menor en el proceso molido. Aunque claro, el uso intensivo que le puede dar este último puede terminar disminuyendo más rápido su tiempo de vida.
Es por eso que exploré toda la gama de productos que existen actualmente ofreciendo la cerámica como solución. Finalmente me quedé con Gorila por la balanza precio y calidad. Sí, pueden existir otros mejores por dos veces su precio. También hay unos pocos más baratos. La vida está llena de opciones. Nada de eso reemplaza la experiencia misma:
Tuve la oportunidad de tener durante varias semanas distintos modelos, pernoctando en distintos lugares de Santiago, para tener un claro uso de cada uno. El Gorila no me falló nunca, en el tipo de molido, utilización de la mota y su percolado a cada recipiente. No pude revisar una página oficial (no la encontré, aunque tienen presencia en una infinidad de growshops), pero a mi me llegó con bolsitos inoloros para llevarlo en el camino, mientras que a un colega le llegó con una mini bolsita de transporte.
Es implacable ante los rústicos que tiran palos, hojas y cogollos, como también para los rebusquillas que le aplican palita hasta el última partícula. Viene en tamaños de 5 y 6 cm en una infinidad de colores. El de las fotos llegó de DeLaFeria y está precioso, aunque también pueden encontrarlo en LaPalida y varios otros ceracanos a tu ciudad.
Hasta ahora no he notado problemas en su calidad. Tampoco se nota el uso. Tampoco ando rayándolo con llaves o tirándolo del octavo piso. Cuidándolo, en este año de uso, me ha funcionado y sigue moliendo como nuevo. Si el moledor me dura más de 3 años ya habrá valido la pena, pero falta tiempo para eso. Por ahora, sigo usándolo gozando cada gramo de mis recetas.