Ya han pasado varios años desde que la Corte Suprema de México tomó su decisión: no se puede prohibir el consumo de la marihuana. La discusión la lleva tiempo, en parte porque los políticos del país azteca están en contra de esta posición, partiendo por el presidente, Andrés López Obrador (AMLO). Y ayer volvió a repetir su reticencia a la regulación de la cannabis.
Dijo que respetará la resolución judicial pero también indicó que el gobierno analizará los efectos “en la práctica” de ese pronunciamiento y “si vemos que en vez de ayudar perjudica, pues, plantearíamos nosotros un cambio, enviaría, de acuerdo a mis facultades, una iniciativa de ley”. Además, reconoció que tampoco hay acuerdo en el seno del ejecutivo aunque el gabinete de seguridad debatió el asunto.
El mandatario también se mostró en contra de tener un mercado legal de esa droga, parte clave de la propuesta de ley aprobada por la Cámara de Diputados y que está estancada desde marzo en el Senado. Eso sí, no se refirió en ningún momento a esa iniciativa presentada por su propio partido aunque sin consenso interno, y sugirió que el tema podría ser objeto de una consulta popular.
“No hubo consenso porque hay dos visiones, como en el país (y) se decidió no intervenir”, dijo en su conferencia diaria matutina. Aclaró que sus peticiones sobre el tema son claras: que no se dañe la salud, que una eventual regularización del uso de la marihuana signifique una disminución de la violencia, que se respete la libertad de los ciudadanos y que no se permita el negocio.