Desde que Uruguay y Canadá legalizaron la marihuana, sus Gobiernos han recibido un llamado la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), perteneciente a la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que vela por el cumplimiento de los tratados antidrogas.
Esta vez le tocó a México, que reguló la producción y consumo de cannabis. El mensaje fue claro: “le recordamos de su obligación de cumplir las normas internacionales”.
‘Esperamos que el Congreso mexicano tome en cuenta esos factores y haya una ley (de consumo de cannabis) que cumpla los acuerdos internacionales’, dijo a Efe Raúl Martínez del Campo, miembro experto independiente de la JIFE.
A raíz de un mandato de la Suprema Corte de Justicia, el Congreso mexicano está tramitando una ley para regular el consumo lúdico de marihuana en el país, que busca crear un mercado legal de cannabis y combatir la crisis por el narcotráfico.
La JIFE, encargada del cumplimiento de los tratados antidrogas, publicó este jueves su informe anual sobre estupefacientes en el que se declara ‘preocupada por las novedades legislativas de varios países en lo que respecta al consumo con fines no médicos del cannabis’, entre ellos México.
Si bien la JIFE tiene ese propósito, es la misma ONU quien ha ido cambiando su postura frente a la marihuana. Algo que, eventualmente, irá creciendo aún más.