Científicos están en búsqueda de la volada “correcta”

El avance de la regulación sobre la marihuana a permitido estudiar de mejor forma la planta, aunque aún queda la duda sobre su impredecibilidad de su efecto. Hoy hay científicos buscando regularlo para todos los consumidores.

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El cannabis se ha consumido de una forma u otra durante miles de años, pero no fue hasta 1964 que un equipo dirigido por el investigador israelí Raphael Mechoulam identificó el THC como la molécula que generaba sus efectos. Para entonces, la prohibición del cannabis se había extendido por más de 25 años, creando formidables obstáculos burocráticos a los investigadores que deseaban trabajar con la planta. Eso hasta ahora.

La entrada de la regulación en algunos lugares del mundo, son varias las universidades que han iniciado investigaciones que han mostrado las distintas características de la cannabis y sus efectos. Y en este último hay una gran duda entre los científicos: la posibilidad de controlar los efectos, estandarizándolo independiente del usuario.

Mechoulam se mantuvo en el trabajo, alcanzando a aislar otro cannabinoide, el cannabigerol (CBG), y mapeando la estructura del cannabidiol (CBD). Todos estos productos químico tienen un papel que desempeñar en la respuesta del cuerpo al cannabis. Hoy hay una compañía, que se fundó en 2013, que busca poder predecir el efecto de sus productos.

No siempre hay certeza de lo que se consume en el mercado ilegal, sin embargo, en los mercados más avanzados uno podría seleccionar con seguridad entre una indica con su efecto más sedante y las de sativa con su despegue más eufórico. Hasta ahora se puede generar esa clasificación; las plantas índicas tienden a ser cortas y tupidas y a madurar más rápido y las sativas altas y con púas y más lentas en su floración.

Esas diferencias son condicionantes, y ahora un puñado de empresas están buscando asegurar sus efectos independiente de quién consuma el producto. MedMan y INSA son las empresas han descubierto cómo producir una volada a medida, según dicen.

Algunas de las investigaciones que estas empresas citan para apoyar lo que están anunciando han sido publicadas y revisadas por pares, pero gran parte de los trabajos recientes sobre los efectos del cannabis se han realizado en privado, y las empresas están guardando sus resultados como secretos comerciales. De hecho, una de estas empresas, MedMen, canceló una entrevista al New York Times, “cuando se enteró de que yo quería hablar de la ciencia que se esconde detrás de sus afirmaciones”.

El negocio de la cannabis, entonces, ha llegado a un momento crítico. Ahora que la marihuana se ha convertido en algo parecido a un producto de consumo habitual, los clientes buscan cada vez más la misma “consistencia probada” que esperan de las patatas fritas y el jabón (#FirstWorldProblems).

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