LMJ va por el apruebo ¿Qué creían?

Somos fumetas y buscamos mayor democracia, entendimiento y prosperidad. Es evidente que el proceso constituyente y su resultado nos entregan esos valores laicos, en un texto sólido y que ofrece una excelente ruta hacia el futuro. Aprobamos.

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Estamos a días de que Chile defina su nueva Constitución, un proceso democrático, paritario e integrador que se ha ganado el respeto internacional. Instancia originada en respuesta de las demandas sociales, que provocaron uno de los descontentos sociales más grandes de la historia del país, y que busca dejar atrás los amarres y trabas de la Constitución vigente maquinada en la dictadura cívico-militar de Guzmán y Pinochet.

La propuesta constitucional que nos entregó la Convención Constituyente posiciona a Chile a la vanguardia del mundo en temas medioambientales, integración social, mayor democracia y entrega legitimidad a esta nueva democracia. Aunque algunos quieran enlodar el proceso, por polémicas que suscitaron durante este período o propuestas disparatadas, el contenido no se vio afectado. La barrera de los dos tercios se aseguro de aquello.

A pesar de que La Tercera hable de que “le haga sentido a la mayoría rechazar” el texto, objetivamente es todo lo contrario. Se trata de un escrito que fue aprobada por el 79% de los constituyentes democráticamente electos. Claramente un porcentaje que incluye votos de la derecha que hoy se encuentra en el rechazo. De hecho, es interesante revisar las votaciones de aquellos que van por el rechazo. Sólo en el 19% del articulado la derecha no dio su voto, en un 24% tuvo entre 1 y 5 votos a favor, en el 22% votaron a favor entre 5 a 18 convencionales de derecha y un 35% del articulado superaron los 19 apoyos de la derecha.

No sólo recibe el apoyo de gran parte de los convencionales, también el apoyo internacional que va desde Mark Ruffalo hasta a Tom Morello, pasando por Roger Waters y una infinidad de juristas, profesionales y artistas. Un apoyo sin parangón.

El rechazo a esta propuesta constitucional no tiene sentido, especialmente cuando se dice que es para reformar. Algo difícil de creer, todo cuando quienes están detrás de esa campaña no fueron capaces de modificarla anteriormente. Algunos fatalistas han pensado que este texto es inamovible, pero se trata de personas que no están acostumbradas a vivir en democracia y que tienen miedo por lo que alguna vez fueron parte (una dictadura cívico-militar que desapareció a miles de chilenos). El texto, de hecho, marca un espacio para que se puedan modificar partes de este con una norma flexible de 4/7 o 2/3 (dependiendo de la norma y si se quiere ratificar a través de otro plebiscito).

Algunas de las propuestas levantan dudas injustificadas por parte de los personeros del rechazo, como el sistema de justicia y el resguardo de su independencia, la plurinacionalidad, el apropiado resguardo de los derechos de propiedad y la forma como se articulará la regionalización. En corto, la Corte Suprema vela por todo el sistema y los delitos penales no se confunden con la justicia indígena. El derecho a la propiedad se consagra claramente en el artículo 78.

Y si bien, es cierto que a partir del 5 de septiembre no finalizará este proceso constitucional, en LMJ creemos que el punto de partida es el texto propuesto por la Convención. Por esa razón, aprobamos.

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