En Victoria, Australia, se está discutiendo la regulación del consumo de cannabis. En una de las últimas audiencias, una propuesta presentada por el director de investigación de Drug Free Australia, Gary Christian, resultó especialmente problemática y controvertida, ya que añadió al alarmismo que ha rodeado el debate sobre el cannabis al sugerir que transforma la violencia en asesinatos. Algunas de las locas afirmaciones de esta asociación van desde que la cannabis puede provocar violencia y agresiones, “sobre todo violencia interpersonal y doméstica”. Christian afirmó que “gran parte de la violencia y la agresividad se convierten en homicidios. Este es un fenómeno mundialmente conocido sobre el cannabis. Matan a las personas más cercanas“.
Christian afirmó que los consumidores de hierba también tienen 16 veces más probabilidades de verse implicados en un accidente de tráfico y afirmó con rotundidad que el cannabis puede causar autismo, afirmaciones que tampoco estaban respaldadas por ninguna prueba que lo sugiriera.
Es importante señalar que las afirmaciones hechas por Christian no están fundamentadas ni apoyadas con fuentes o investigaciones relevantes. Ni siquiera se basó en un estudio para respaldar las afirmaciones. De hecho, estudios han mostrado totalmente lo contrario en caso de CBD. Como muchos se han apresurado a señalar, aunque no ha habido ninguna correlación entre el cannabis y la violencia, se ha descubierto que el alcohol tiene una clara relación con la violencia doméstica y la muerte, con numerosos estudios que lo citan.
El debate en torno a la legalización del cannabis siempre ha sido proclive a la controversia y, dada la naturaleza de las drogas para dividir la opinión social, el camino hacia la despenalización del cannabis en Australia ha estado plagado de obstáculos. Ojalá no no se llegar a estos límites.