Se trata del “primer estudio aleatorio controlado que examina la eficacia y seguridad de un cannabinoide en el tratamiento de síntomas no motores en pacientes con la enfermedad de Parkinson”, indicó la Clínica Universitaria de Neurología de Innsbruck (Austria).
Normalmente se asocia el Parkinson a los temblores o a la rigidez muscular, pero lo cierto es que “muchos pacientes sufren síntomas no motores: tienen depresión, ansiedad, problemas para dormir. Son muy comunes”, explica a Efe el neurólogo Klaus Seppi, uno de los autores del estudio.
“Tenemos muchas evidencias de que los síntomas motores son tratables, pero para los no motores apenas hay tratamientos”, avisa el investigador, que recuerda, además, que estos pueden aparecer años antes de que se desarrollen problemas de movilidad.
Los investigadores tienen la esperanza de que su trabajo pueda servir como base para futuros estudios, y que esto ayude a aprobar el cannabis como tratamiento para el Parkinson.
“El problema es que es muy difícil motivar a las empresas farmacéuticas para que lleven a cabo un ensayo”, ya que la nabilona es muy fácil de producir y hay “mucha oferta”, advierte Seppi.