El 44% de las mujeres reclusas en cárceles chilenas cumple tiempo por Ley de Drogas

La mayor parte de las mujeres apresadas en Chile lo hace por la Ley de Drogas. Así lo asegura información de Gendarmería a la que LMJ tuvo acceso a través de transparencia y que desnuda uno de los efectos nocivos de la legislación chilena. Y si bien gran parte de las reclusas tienen entre 23 y 37 años, hay 66 mujeres mayores de la tercera edad. Una de 77 años, condenada por tráfico en pequeñas cantidades.

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Los efectos de la Ley de Drogas en Chile no tienen fondo. Desde la criminalización de consumidores y usuarios hasta la discriminación a personas que se vieron obligadas a actuar en el círculo delictual. A diciembre de 2021 habían 9.649 personas imputadas o condenadas por Ley de Drogas en las cárceles del país. La segunda mayor razón después de los robos comunes, un 16% del total. Una problemática que está afectando principalmente a las mujeres. Así lo develan dos respuestas a peticiones de transparencia realizadas por LMJ a Gendarmería el año pasado.

La documentación asegura que a finales del año pasado habían 3.704 mujeres reclusas por distintas razones: robos (625), Hurtos (138) y homicidios (245), entre otros. Sin embargo, muy por arriba de la media se encuentran las mujeres condenadas o imputadas por Ley de Drogas: En total 1.645, que es el 44% del total de mujeres reclusas.

Y si bien, el número de los hombres en cárceles chilenas por Ley de Drogas es alto, no es la mayor causa (en el caso de los hombres son 12.719 por robos y 8.004 por Ley de Drogas).

Al revisar la información desagregada de las cárceles chilenas, podemos ver casos tan extremos como el de una mujer de 77 años, condenada en 2021 por “tráfico de pequeñas cantidades (ART4)(1)”. Si contamos entre las mujeres mayores de 60 años, 24 de 82 están en cárcel por ese mismo delito. En otras palabras, un tercio de la tercera edad en cárcel por Ley de Drogas lo hace por microtráfico.

Además, la mayoría de las mujeres que están bajo la tutela de Gendarmería por Ley de Drogas en las cárceles chilenas lo hace esperando la resolución de su caso. De las 1.645, sólo 709 se encuentran condenadas, mientras que 936 esperan imputadas su futuro. Es por eso que gran parte ingresó a la cárcel en 2021 (1.139 mujeres).

Según datos de Fiscalía de Chile y replicados por Latfem, en un 67% de las regiones del país, más de un 50% de las mujeres encarceladas por delitos de droga se encuentra por microtráfico lo que, junto con el aumento desproporcionado de la población penal femenina, evidencia la falta de presencia femenina en los altos mandos de las organizaciones y la capacidad de los líderes de reemplazar a estas mujeres, que para ellos funcionan como carne de cañón.

Puedes encontrar los datos originales que utilizamos en este reportaje en estos dos excels: Respuesta N°1 y respuesta N°2.

El trato injusto y discriminatorio

Esto se trata de un hecho que vuelve a criminalizar de manera irrazonable a la mujer frente al hombre. “Estuve toda la vida presa. Entonces ya no quiero más. Ya no quiero esas cosas, ya lo único que quiero es estar tranquila, sin problemas, nada poh. Eso es lo único que quiero”. Ese relato, recopilado en un taller de mujeres que estuvieron privadas de libertad hecho por las investigadoras Jacinta Rodríguez y Paula Vidal en su tesis de pregrado de Sociología, quienes contaron su relato hace un tiempo a La Tercera.

“No todas las mujeres que delinquen lo hacen por las mismas razones, ni viven las mismas realidades”, aclara Pilar Larroulet, investigadora principal, académica del Instituto de Sociología UC y profesora asociada al Centro de Estudios Justicia y Sociedad.

Un primer perfil, el 31%, se vincula principalmente con delitos de drogas, muestranun inicio tardío en el delito y una mínima inserción en un estilo de vida delictual. Tienen en promedio mayor edad, presentan menor probabilidad de reportar factores asociados a reincidencia y mayor acceso a herramientas de reinserción.

El segundo grupo (29%), es un patrón intermedio en términos de involucramiento en el delito, con mayor participación en aquellos contra la propiedad y baja identificación delictual, pero mayor participación en grupos de pares desviados. En tanto, el tercero (40%), son mujeres más jóvenes, multi-reincidentes, vinculadas a delitos de hurto, y altamente involucradas en un estilo de vida desviado. Ellas, añade el trabajo, “presentan una mayor identidad delictual y, particularmente, un alto nivel de consumo problemático de sustancias”.

Es neceario considerar esos distintos perfiles, sus necesidades y fortalezas, al momento de pensar en políticas de reinserción. También una perspectiva de género en el fenómeno carcelario dice Rafael Rodríguez, jefe del área de estudios y desarrollo de Fundación San Carlos de Maipo: “siempre se ve desde una perspectiva masculina, claro, ellos son el 90% de la población penitenciaria y el público femenino un porcentaje mucho menor, por eso esta información puede ser utilizada en políticas públicas”. Una colaboración técnico-privada muy valiosa, añade.

Una columna de CIPER Chile muestra que aproximadamente el 89% de las mujeres presas son madres. En todas las cárceles de mujeres existen secciones materno-infantil para embarazadas y madres con hijos/as lactantes de hasta 2 años. En las cárceles chilenas hay 573 mujeres migrantes, en su mayoría como imputadas. Las mujeres migrantes recluídas experimentan mayor vulnerabilidad, particularmente las indígenas debido a barreras culturales —hablar una lengua indígena y bajos niveles de educación que dificultan el acceso a la justicia—.

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