Cannabis para animales: una opción para dignificarles la vida

Tal como los humanos, el resto de los vertebrados también poseen un sistema endocannabinoide, es por ello que en los últimos años se ha apostado por tratamientos con marihuana en mascotas. LMJ conversó con una veterinaria y una cuidadora sobre esta opción.

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Con la creación del Registro Nacional de Mascotas (RNM), en febrero del 2019, y de acuerdo a la Ley 21.020, perros y gatos domésticos deben ser inscritos en la instancia, con el fin de asegurar una tenencia responsable y brindarles mayor seguridad a estos. Tras dos años y según la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, institución de la que depende el RNM, hay 1.529.576 animales registrados: 1.218.182 perros y 311.394 gatos.

El catastro y su finalidad solo reflejan una importante concientización en lo que respecta a los derechos de los animales en general, comprendiéndolos como sujetos de derecho y seres sintientes; paradigma bajo el cual se busca ennoblecer su existencia y es precisamente en esa búsqueda, que distintos profesionales de la salud, así como cuidadores, se han aproximado a las terapias cannábicas para mascotas. “En general tenemos más información de THC y de CBD, que es lo que más ocupamos; son instrumentos geniales porque tienen muchos efectos farmacológicos”, señala Francisca Medina, veterinaria de Fundación Daya.

Fue hace casi un año cuando María José Espinoza, de 39 años, decidió infringir el toque de queda, en plena pandemia, para llevar a su mascota a la urgencia veterinaria de Buin.  A Renato, su cuye que en ese momento tenía cinco años, se le diagnosticó escorbuto, artrosis y una neoplasia en la corteza sub renal, o en palabras menos académicas: un tumor. Frente al escenario se barajó la posibilidad de operarlo, pero debido a su condición primó la peligrosidad del procedimiento y su veterinario tratante se limitó a desahuciarlo: “tiene dos semanas de vida como mucho, así que aprovénchelo”, le dijo el veterinario a María José.

Sin grandes esperanzas y evidenciando los dolores que padecía Renato, Espinoza consultó a un primo cuyo perro era tratado con gotas de CDB, prescritas por la veterinaria de Fundación Daya, y decidió aventurarse con la cannabis medicinal para animales. Así, comenzaron tentativamente con dosis muy bajas: un cuarto de gotas cada doce horas, las que fueron aumentando paulatinamente. Pasaron dos semanas, el tiempo que en principio le quedaba a Renato, y no murió; no solo siguió vivo, si no que hubo mejoras evidentes y considerables en su vida diaria: pasó a de estar postrado, muchas veces sobre sus deposiciones, y sin voluntad para comer, a correr por los jardines de la parcela en que vive con sus cuidadores en Buin.

“Renato mejoró 100% su calidad de vida, la enfermedad de base que era el escorbuto la tratamos, además, con vitamina c, la artrosis es difícil que haya involucionado, pero tuvo muy buen manejo del dolor con la cannabis. Hoy día él es un animal absolutamente normal que no tiene ninguna manifestación de ninguna enfermedad, sabemos que mantiene su neoplasia en la corteza sub renal, pero afortunadamente eso no afecta su función renal”,  comenta María José.

Según lo que comenta Francisca Medina, veterinaria de Fundación Daya, “todos los animales son susceptibles a ser tratados” y, aunque no abundan las investigaciones en esta materia, sí se han desarrollado estudios clínicos con aplicación de moléculas disueltas en agua, con óptimos resultados en ratones, conejos y “se está comenzando a hacer medicina exótica con cannabis para caballos”. Con la evidencia de que todos los animales vertebrados poseen, al igual que los seres humanos, un sistema endocannabinoide (SEC), es que se comenzó a prescribir cannabis medicinal en ellos; en principio domésticos y de a poco en exóticos, como Renato.

“La ubicación es muy similar (de receptores cannabinoides) en todas las especies, hay algunas diferencias, principalmente en la concentración que se sabe de algunos animales, por ejemplo el perro tiene más receptores concentrados en el cerebro, entonces necesita menos dosis para llegar a efectos terapéuticos y es más fácil intoxicarlos mucho más rápido”, aclara. Por lo anterior es que se apuesta a la titulación de dosis, al igual que en algunas terapias analgésicas, de tal forma que se comienza con el mínimo posible y, a medida de ser necesario, se aumenta paulatinamente; ya que no hay una estandarización como ocurre con la farmacología tradicional.

Foto de Christian Domingues en Pexels

Las gotas de CBD aplicada en animales actúan en patologías neurológicas como la epilepsia, otras ligadas al dolor traumatológico, como la artritis; autoinmunes, por ejemplo: el lupus y el pénfigo; enfermedades relacionadas a inflamación intestinal, neurodegenerativas y al cáncer, con el objetivo de disminuir el dolor. Se debe comprender que su uso no exime, necesariamente, a la mascota del consumo de medicamentos tradicionales que hayan sido prescritos anteriormente; como asegura Medina, el paciente debe haber sido diagnosticado y contar con evidencia de ese hallazgo, por “un tema legal tiene mucho más peso que otro médico haya diagnosticado la enfermedad”, de tal forma que se asegure que la indicación cannábica es una segunda o tercera opción de terapia. “Yo asesoro los tratamientos con cannabis, no me gusta ser yo la médico de cabecera”.

De acuerdo a su experiencia, una mejora evidente se puede ver reflejada en pocas semanas, a veces en días; en el 70% de los casos se consigue la estabilización del paciente e incluso hay quienes han logrado reducir su medicación tradicional. Como fuere, apostar por la medicina cannábica puede significar una mejora en la calidad de vida: ausencia de dolor, estabilización y manejo de ansiedad.

María José suspendió las gotas de CBD que administraba a Renato en julio de este año, luego de ocho meses de uso. Aunque su neoplasia sub renal sigue presente, lo cierto es que Renato mejoró radicalmente su calidad de vida y su cuidadora guarda un stock de medicina cannábica para el momento en que dicho tumor se manifieste, necesite manejar el dolor y/o agonice: “él es muy viejito, la esperanza de vida de los cuyes son seis años y va a cumplir siete”.

Mientras tanto, Renato sigue disfrutando de los jardines de su parcela en Buin.

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