Hay incertidumbre en el mundo de la cannabis tras la caída de Trump (espectacular por motivos morales) y las posibles políticas públicas que generará la dupla demócrata. En especial por sus historiales, que han visto florecer sus carreras con políticas en la guerra contra las drogas.
En términos generales, la marihuana no fue un tema trascendental durante estas presidenciales. Claramente frente al Covid-19 y la revuelta social en Estados Unidos, no era un tema prioritario. Sólo en el debate de vice presidentes apareció el tema.
Si hubo un momento brutal durante las primarias demócratas fue cuando Tulsi Gabbard apuntó a la senadora Kamala Harris, ex fiscal general de California y actual vice presidenta electa, por sus antecedentes penales y acusándola de bloquear pruebas que podrían haber liberado a un hombre del corredor de la muerte.
Gabbard se centró particularmente en el historial de Harris en delitos relacionados con las drogas: “Puso a más de 1.500 personas en la cárcel por violaciones de la marihuana y luego se rió de ello cuando le preguntaron si alguna vez había fumado marihuana“, dijo Gabbard, refiriéndose a una entrevista que Harris concedió al Breakfast Club en la que bromeó sobre el hecho de fumar marihuana en la universidad.
Se trata de una investigación de Washington Free Beacon descubrió que entre 2011 y 2016, mientras Harris era fiscal general, al menos 1.560 personas fueron enviadas a las prisiones del estado de California por delitos relacionados con la marihuana.
¿Cuándo comenzó a cambiar la postura de la senadora Harris sobre la marihuana? Harris comenzó a dar pasos pequeños para abogar por la despenalización alrededor de 2017. En un discurso en el Centro para el Progreso Americano: “Aunque no creo en la legalización de todas las drogas – como fiscal de carrera, simplemente no lo creo – necesitamos hacer lo inteligente, lo correcto, y finalmente despenalizar la marihuana”, dijo Harris.
Joe Biden no inhalará.
Los demócratas ansiosos de que Biden apoye la legalización tienen teorías sobre por qué no lo hará. Un artículo del Atlantic dice que sus ayudantes dicen que él es de una generación asustada por la reefers madness, una serie de videos que mostraban mentiras sobre los efectos de la marihuana. Además, su vida personal entra en efecto: Es un abstemio cuyo padre luchó contra el alcoholismo y cuyo hijo ha luchado contra la adicción, y a quien se le han perforado las ansiedades de la droga de entrada.
Con la legalización como una victoria política tan obvia, todo lo que detiene a Biden, dicen los actuales y antiguos ayudantes, es la salud pública. Ha leído los estudios, o al menos, los resúmenes de los estudios. Busca algo definitivo que le asegure que la legalización no va a llevar a problemas mentales o físicos graves, en adolescentes o adultos.